Lo que el exilio nos dejó: directoras argen-mex.1

por Cecilia Fiel

El capítulo del cine argentino realizado en el exilio, 1976-1983, ya tiene su historia. Por demás conocida es la producción de Humberto Ríos y Jorge Denti en México, la Gerardo Vallejo y Lautaro Murúa en España, o bien la de Jorge Cedrón en Francia, por mencionar los casos más renombrados2. Pero las películas realizadas por mujeres todavía no han tenido el debido estudio. Si bien los documentales de las realizadoras argen-mex no fueron realizados en el período mencionado, sus vidas y sus películas están atravesadas por la experiencia del exilio y la desaparición de familiares.

Dentro de la generación de las militantes setentistas se encuentra el trabajo de Shula Erenberg y Laura Imperiale, y como hijas criadas en el exilio mexicano, donde viven hasta hoy día, María Inés Roqué, Luciana Kaplan y Natalia Bruchstein. Todas ellas han documentado historias de mujeres, Erenberg contó la historia de Rosario, madre de Jesús Piedra, miliante político mexicano desaparecido, Roqué la de mujeres zapatistas, o bien, la historia de desaparición de su padre, Kaplan sobre la líder indígena Efrosina Cruz Mendoza, y Bruchstein la de su abuela Laura Bonaparte y la desaparición de su padre, tíos y abuelo. ¿En qué medida la historia de la represión argentina y el exilio determinó, aún 40 años después, sus elecciones temáticas? ¿la cruda realidad actual de México las reubica en un “pasado presente”?

Valen dos menciones que exceden nuestro trabajo. Por un lado, la figura de Ana Amado por el documental realizado con su marido, Nicolás Casullo, bajo los seudónimos Cristina Benítez y Hernán Castillo, y como grupo Cine de la Resistencia, Montoneros. Crónica de una guerra de liberación (1976). Y, por otro lado, la obra de Susana Blaustein Muñoz, quien se exilia en San Francisco y que junto con la directora mexicana Lourdes Portillo realizan Las madres de Plaza de Mayo, documental realizado en 1978 y estrenado en Argentina en 1986. Otro apartado merecería la figura de Liliana Mazure en México, aunque más abocada a la producción, el guion y la animación.

Una primera generación de exiliados en México cuyos documentales estuvieron orientados a denunciar los delitos de lesa humanidad, son Esta voz… entre muchas (Humberto Ríos, 1979) y Malvinas, historia de traiciones (Jorge Denti, 1983). Si bien los integrantes de Cine de la Base arriban a México y tanto Denti como Nerio Barberis continúan viviendo allí, vuelven a filmar como Cine de la Base en Nicaragua y en Italia, pero no en México. Como detallan Cynthia Sabat y Juana Sapire, Álvaro Melián y Jorge Giannoni, por encontrarse exiliados en Europa, realizan, en Roma, Persistir es vencer (Cine de la Base, 1978), y en Nicaragua, Jorge Denti y Nerio Barberis realizan Victoria de un pueblo en armas (Cine de la Base, 1980) y La insurrección cultural (Cine de la Base, 1980)3. Los films de las directoras argen-mex vienen a complementar dicha producción cuando las condiciones biográficas e históricas lo hicieron posible.

Shula Erenberg

Shula Erenberg militaba en el P.R.T. cuando en 1975 entró en la clandestinidad. En agosto de 1976 habían desaparecido varios miembros de su familia, razón por la cual, decide dejar la Argentina e ir para México junto a su hija Natalia Bruchstein, pero su compañero, Víctor Rafael Bruschtein, decide quedarse. Allí la esperaban Laura Bonaparte y Luis Bruchstein, abuela y tío de Natalia. A Víctor Bruschtein lo secuestran en 1977 y nunca más se supo de él, actualmente se encuentra desaparecido. En 1980 Shula forma pareja con Nerio Barberis, tienen otra hija, Citlalli Baberis Erenberg. En 1984, con el restablecimiento de la democracia, regresan con la familia a la Argentina hasta que, en 1986, cuando se funda la Escuela de Cine Interncional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba, Fernando Birri le ofrece a Barberis trabajo como encargado de sonido durante seis meses, pero terminaron quedándose en la EICTV durante un año y medio. Mientras tanto, y a partir de que en la escuela de cine instalan computadoras, Erenberg realiza trabajos de diseño gráfico, ilustración y animación, y se hace cargo del “Taller del Ojo”. En 1988 dejan Cuba y vuelven a México. Formada en las artes visuales, Erenberg había egresado de la escuela Nacional de Cerámica, y con motivo de los 500 años de la conquista de América, le ofrecen la realización de 20 cortometrajes de animación sobre la llegada de los españoles al continente americano.

La irrupción de Erenberg en el documental sucede de forma imprevista en el año 2000 cuando, a través de una nota del diario Reforma, se entera de la presencia del marino represor argentino Ricardo Miguel Cavallo en México con el objetivo de realizar un negocio millonario relacionado con el control vehicular. Laura Imperiale, que había trabajado junto a Jorge Denti en Malvinas, historia de traiciones y también se encontraba residiendo en dicho país producto del exilio, convoca a Erenberg y a María Inés Roqué a realizar el documental sobre Cavallo en México. Gracias al trabajo conjunto de las denuncias de los argentinos residentes allí, así como del viaje de los ex detenidos desaparecidos sobrevivientes de la ESMA para realizar la denuncia sobre Cavallo, consiguen que se aplique el principio jurídico de Justicia Universal y la Justicia mexicana lo extradita a España, donde está preso durante dos años. Pasado ese lapso lo extraditan a Argentina y es juzgado y condenado a prisión perpetua en 2011. En este contexto. Erenberg codirige su primer documental junto a Laura Imperiale y María Ines Roqué, Cavallo entre rejas (2006).

El principio de Justicia Universal también es trabajado por Erenberg en Bajo el mismo sol (2009)4, documental que cuenta la historia de María Teresa Sic sobreviviente de la masacre de Rabinal, sucedida en Río Negro, Guatemala, en 1982, y la de Murat Kurnaz, alemán de origen turco que viaja a Pakistan para celebrar un encuentro islámico pero es detenido como terrorista y llevado preso a Guantánamo durante 5 años. El documental historiza dicho principio llevado a cabo por primera vez con la detención de Pinochet en 1998 en Inglaterra, el cual establece que se pueda juzgar a los culpables de crímenes contra la humanidad en cualquier país del mundo. Valentina, hija de exiliados argentinos en México, y una de las entrevistadas, cuenta que estos crímenes también son realizados en democracia, y alerta que en México, desde 1969, nunca hubo un sexenio sin desaparecidos.

La primera historia, la de María Teresa Sic, expone abusos de poder en pos de los negocios de la construcción de una represa. El conflicto se desata cuando el instituto Nacional de Electrificación de Guatemala desplaza a la comunidad de Rio Negro hacia otras tierras con el fin de construir una represa que inundará 50 km de territorio. Casi todas las comunidades indígenas aceptan el traslado, salvo una que se resiste al desalojo y es masacrada. Con resignación, Jesús Tecu, sobreviviente de la masacre, nos muestra las pruebas del horror, son las tumbas con más de 70 mujeres y 107 niños… Tecu explica que la población de Rabinal proveía de alimentos y medicamentos al Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), y el hecho de exterminar a esa población era una forma de terminar con la guerrilla. De esta forma, el gobierno del dictador José Efrain Rios Mott, 1982 y 1983, “quita el agua al pez”. El sobreviviente explica que ingresado el ejército en Rabinal, asaltan las casas, violan a las mujeres y los llevan hacia la montaña, las ahorcan, las cuelgan de los árboles o las matan con sus armas, “los niños nos les costaban, los agarraban y los somataban en las piedras, en los árboles, y a veces los mataban con golpes”, la crueldad del testimonio contrasta con la serena resignación de sus gestos. El testimonio de María Teresa, quien continúa viviendo en su casa gracias a su resistencia, cuenta la contracara de su “victoria”: se llevaron a su esposo, a su padre, a su madre, dos hermanos, uno de ellas con su mujer embarazada y dos niños. El testimonio de Teresa es prueba del crimen para seguir pidiendo justicia ante los organismos internacionales, ella fue violada junto a sus pequeños hijos. “Ese es el dolor que he tenido yo, por eso mi testimonio, que duele, que me duele, es un casete que tengo, hasta que yo me muera tengo que llevar ese casete…” lo cuenta señalando el lugar en la montaña donde sucedió el hecho.

Rosario (2009) retrata la vida de Rosario Ibarra, madre de Jesús Piedra Ibarra, militante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, desaparecido en 1975, período de la Guerra Sucia5. La protagonista, una de las mujeres fundadoras de Eureka, colectivo integrado por familiares de desaparecidos6, ha sido sinónimo de lucha por más de cuarenta años. El documental cuenta su vida, la desaparición de su hijo, sus primeras participaciones públicas, las marchas, y su incansable búsqueda hasta hoy.

Frente a la indiferencia del gobierno mexicano, Rosario acudió, sin resultados, a los organismos internacionales, “fui 18 veces a Naciones Unidas, 18 años seguidos!, ¡hicieron nada!”. La falta de justicia la motoriza a construir memoria, “Estoy escribiendo sobre lo que pasó (…) para que la memoria no muera (…), para que siga viviendo en las generaciones venideras, es la historia que nunca van a contar”, el futuro incidiendo en el presente, o bien, el esfuerzo de Rosario por devolverle a su hijo, en el tiempo discursivo, el tiempo histórico: “es parte del oficio de ser madre, le di la vida, tengo la obligación (…) de devolverle todos los soles que les han robado.”

En ambos documentales, la directora se vale del archivo, de entrevistas a especialistas, del poder del testimonio y, especialmente en El mismo sol, de las huellas que encuentra en los mismos lugares de los hechos y que narran por sí mismos.

María Ines Roqué

A partir del estreno de Papá Iván en Buenos Aires en 2004, María Inés Roque cobró relevancia dentro de la cinematografía argentina. No obstante ésto, no volvimos a conocer ningún otro trabajo de la directora, pero en México hemos podido dar con un mediometraje, Las compañeras tienen grado (1998)7, realizado junto a Guadalupe Miranda. Filmado en Selva Lacandona, Chiapas, en 1994, el documental cuenta la lucha de las mujeres del ejército zapatista, el entrenamiento militar de mujeres y niños y, especialmente, la vida de las mujeres que transcurren en ese contexto, sus deseos y resignaciones.

El documental comienza y termina con un acto conmemorativo por un nuevo aniversario del asesinato de Emiliano Zapata el 10 de abril de 1919. El acto, organizado por el Comité Revolucionario Clandestino Indígena, en 1994, reivindica la figura del revolucionario por haber sido quien repartió tierras al campesino, pero también hacia la reivindicación de una mujer zapatista por haber salvado una “unidad entera, herida”. Dice un compañero de ejército:

“Ella es de tropa regular y le toca una columna en Ocosingo en el mercado. Con fragmentación en el pecho, en la pierna y en su brazo... Hirieron como a 20 de su tropa, puros varones, entonces ella rompe el cerco, así, herida, como está, saca a sus heridos, los pone a salvo y así herida como está se reporta otra vez a regresar (…) y le dijimos “¡pero estás loca!” y la trajimos para atrás para curarla” (…) Y se hizo muy famosa entre la tropa”

La entrevista al guerrillero es montada con otra entrevista a una de las compañeras, exponiendo los dos puntos de vista y dejando en pie de igualdad al hombre y a la mujer, en este caso, en cuanto a la toma de armas. Esa construcción de igualdad, también se expresa, además que en el montaje, al realizarle las mismas preguntas que, por supuesto, realizadas a una mujer adquieren otra fuerza. Desde tras de cámara, una de las directoras le pregunta a Isidora: “¿mataste a alguien?”, y responde, “Sí. Nuestros soldados también mueren.”, la aceptación y preferencia de la muerte en combate aparece naturalizada en los testimonios. La vida de las mujeres se desarrolla entre “luchar o morir”, como dice una de ellas, al tiempo que reconocen que “la necesidad las obliga a tomar las armas”. Entre la oscuridad de la noche y el pasamontaña que hace difícil reconocerlas, exponen una decisión: “Es preferible morir en los combates, un balazo en la cabeza o donde nos toca que morir simplemente de cólera” (…) “No tenemos miedo a morir…, a morir estamos dispuestas”.

Avanzado el documental, la entrevista repara en los deseos femeninos resignados, como el de tener hijos, y el deber de cuidarse con anticonceptivos mientras se está en el ejército. Aquí “en lugar de abrazar a un niño, tenés que abrazar un arma”. La vida en el monte es muy distinta a la del pueblo, que es “casarse y tener hijos, después cuidarlos y hacerle de comer al marido”. La mujer que decidió ir hacia el monte sabe que el regreso no será fácil: “una mujer cuando sale de la comunidad, sale casada o de putas (…) Si ya no se aguantaba en la montaña ya no podía volver como un varón (…) regresaba con la sospecha de que se metió con todos…” dice un guerrillero.

El film valoriza a la mujer en su ¿elección? de guerrilleras, ellas también tiene grado, como los hombres, de subteniente, teniente y capitán. Y es desde el montaje donde se construye, a nivel representativo, la igualdad fáctica.

Luciana Kaplan

También producto del exilio de su familia, Kaplan llega a México con solo 3 años. Tanto en La revolución de los alcatraces (2013), como en el film documental que está finalizando sobre una mujer líder zapatista, la directora retrata la lucha de las mujeres indígenas8.

La revolución de los alcatraces (Luciana Kaplan, 2012) cuenta el largo periplo de Efrosina Cruz Mendoza, una líder indígena de Oaxaca que se enfrenta a los poderes patriarcales en pos de la emancipación de la mujer y también de su comunidad.

Por usos y costumbres, las comunidades indígenas (de Oaxaca) eligen a sus representantes por vía asamblearia y sin intervención de los partidos políticos tradicionales. Si bien en 1995, el estado de Oaxaca modificó su constitución para legalizar dicho sistema, en 2007 se anula la candidatura a Presidente Municipal de Eufrosina Cruz Mendoza por el simple hecho de ser mujer. El documental narra el largo periplo de Efrosina por salir del lugar de opresión, es decir, de lo que Gayatri Spivak denomina, subalterno. Para la pensadora india, el subalterno no ocupa una posición enunciativa y, por ende, no produce discurso. “Existe la contradicción que para partidos políticos sí votamos y para nuestra propia comunidad no somos ciudadanas”, explica Efrosia.

La revolución... comienza con la denuncia de fraude en Santa María de Quiegolani. Efrosina competía por la presidencia municipal con un hombre. Durante el conteo de votos sus boletas fueron anuladas y tiradas a la basura. Y aún más: “La palabra mujer no existe en los catálogos de las comunidades”, explica la protagonista a un sorprendido periodista. El catálogo es la constitución que se da la comunidad, es decir, la que reproduce la estructura pratriarcal, el ser mujer no te otorga derechos.

Para llegar a ser candidata fueron años de lucha, primero con su entorno familiar, que entiendan que la mujer puede tener otras oportunidades. “Ser pobre, ser indígena y ser mujer en nuestro país, es un problema”, dice Efrosina, es decir, la colonialidad en su expresión de clase, raza y género. El punto de vista de Efrosina confronta con el de su madre y hermana, que son entrevistadas en el espacio privado, la casa, y haciendo los quehaceres cotidianos. Contrariamente, su padre da su testimonio desde su trabajo en el campo. El film va construyendo un punto de vista donde la protagonista apuesta a salir de su tradición: “quise cambiar mi destino, no quise el destino que viven todas las mujeres en el pueblo”. Y claramente es la única mujer de su comunidad que sale de allí, y también es la única mujer de su familia que vemos transitando el espacio público.

El film también expone al punto de vista machista de los medios de comunicación, quienes presentan la noticia de su militancia como la causa de la división de Giegolani. Eloy Mendoza Martínez, Presidente Municipal de Giogolani: menciona el “ruido” que hubo con el caso de la candidatura de Efrosina, que se llenó de cuestiones políticas, y que como en los medios se había instalado el tema de la mujer, su caso tuvo mucha repercusión y la joven se aprovechó de la situación. Hasta llega a decir que más del cincuenta por ciento de los habitantes está dolido por las mentiras que Efrosina llevó a los medios. Desde el poder la protagonista es construida como “la causa de todos los males”, y es claro que Efrosina logró resquebrajar un orden. En reunión comunal con mujeres y hombres de su pueblo, le recrimana a un hombre que la esposa le lava la ropa y le aconseja a una niña que no se tiene que casar con un hombre que tome alcohol, y que para eso tiene que estudiar.

Efrosina va por las instituciones machistas y patriarcales con el objetivo de ser candidata. Oaxaca venía siendo gobernada por el Partido Revolucionario Institucional durante 80 años, ella terminará postulándose por el PAN y obteniendo una banca.

La directora la sigue en su largo periplo, a veces, entrevistándola en momentos propicios, y otras, observando, a distancia, para captar cómo se tejen las relaciones entre ella y el resto de sus interlocutores. Es en este último caso donde Kaplan consigue mostrar cómo se desarrollan las relaciones de poder al interior y fuera de una comunidad.

Natalia Bruchstein

Hija de Shula Erenberg y Víctor Bruchstein, Natalia llega a México junto a su madre. Bruchstein filma entre México y Argentina Tiempo suspendido (2015), la historia de lucha de su abuela, Laura Bonaparte, una de las madres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo. El documental pone el eje en el tema de la memoria, pero no solo de la memoria social y colectiva, sino también de la memoria individual de su abuela quien se encuentra, paradójicamente, perdiendo la memoria. De las largas charlas entre Laura y Natalia se va del presente al pasado y de la realidad a la fantasía, un límite demasiado lábil para una mujer que perdió a 3 hijos con sus parejas y a su ex marido en manos de la dictadura argentina.

Entre cartas, anotaciones y fotos, Natalia revisa el archivo familiar y lee el discurso que Laura Bonaparte dio, en el 2006, en la Facultad de Derecho, y mientras nosotros vamos descubriendo a su abuela en su presente, ya con edad avanzada, y en una clínica de ancianos, jugando a la lotería. Sus olvidos no son sin momentos de gran lucidez y hasta se permite hablar de la memoria: “cuando pasa el tiempo, lo bueno y lo malo se confunde y se termina borrando. Si no te acordás bien de una cosa la inventás o se perdió para siempre”, dice mientras junta las fichas del juego de la lotería.

La función de Natalia en el documental es central, ella repone los olvidos de Laura, como sucede en la escena en la cual su abuela confunde las personas de la foto, de esa foto que solía llevar siempre a las marchas, entonces Natalia le dice: “son tus tres hijos desaparecidos”, a lo que Laura solo responde con un gesto de asombro y corriendo su mirada de la foto hasta perderla. Otras veces Natalia, tratando de urdir en su memoria, le pregunta: “Te acuerdas por qué te fuiste a México?” y responde “No, no me acuerdo”. En la interacción dialógica entre ambas también participa el espectador reponiendo la información para sí, “Pobre Santiago, no sé que será de la vida de Santiago”, en referencia a su ex marido desaparecido, o bien, al hablar de uno de sus hijos, “Pero Victor no desapareció, no?, “Sí”, responde Natalia, a lo que Laura agrega: “Después de todo la desmemoria no está nada mal”.

Otras veces, los olvidos también son repuestos por entrevistas previas a Laura tomadas del documental de Humberto Ríos Esta voz… entre muchas (1979) realizado durante el exilio mexicano del director9, de una entrevista de Alejandro Fernández Mouján en 1993 y del cortometraje de Natalia Bruchstein Encontrando a Víctor (2005). La fuerza del testimonio de Laura se encuentra tanto por lo que recuerda como por lo que olvida, fuerza que se adquiere a través del montaje.

Las fotografías desencadenan la asociación de memoria y olvidos porque es a partir de una imagen que podemos testificar, parafraseando a Roland Barthes (2005), que ellos son ese nombre y apellido, que son Irenita, Noni y Víctor, que ese día existió, y que esas personas también, y que sonrieron a la cámara. La memoria de Laura nos devuelve una “imagen recuerdo” desdibujada y aunque no sepamos quiénes son los fotografiados, esas fotos nos remiten “a un tiempo histórico, a una gesta, y a una tragedia” (Longoni: s/f:6). De esta forma la fotografía abandona el ámbito de lo privado y se desplaza al ámbito público y social.

Las imágenes familiares incluidas en Tiempo suspendido ahora son parte de una imagen audiovisual. La característica de la imagen de ser “soporte de la memoria social” (Guarini, 2017:22) echa luz sobre el temor de Laura: “cuando yo muera el recuerdo de mis hijos desaparecidos morirá conmigo (…) y ese es un gran desconsuelo”. Ella ya no está pero está la imagen audiovisual que los hace visibles una y otra vez en un tiempo suspendido.

Lo que en su momento, en los 70, fue la voz de denuncia de Laura ahora irrumpe como un efecto del horror y del dolor, y por esto su frase “Después de todo la desmemoria no está nada mal” cobra toda su potencia. La “esperanza del rearmado”del que habla Laura nos saca del tiempo suspendido y nos ubica hacia un tiempo futuro.

Si hay un elemento en común entre los documentales trabajados, es el recurso de la entrevista, aquí no hay lugar a la observación, es la potencia del testimonio, en sus variantes, lo que importa, sea informando, denunciando y condensando lo histórico y lo familiar, porque es en lo dicho donde, como dice Javier Campo, “ese fortalecimiento de lo testimonial vuelve incuestionable la memoria porque deviene de la experiencia” (2012:175). Pero en lo dicho también está su contracara, lo que queda latente, y allí es donde la imagen nos permite leer más allá. Es ese gesto, que confirma o contradice lo dicho, esa sustitución de lo no dicho por lo dicho, o simplemente ese olvido.


Bibliografía

Barthes, Roland: La cámara lúcida. Notas sobre la fotografía, Buenos Aires, Paidós, 2005.

Campo, Javier: Cine documental argentino. Entre el arte, la cultura y la política, Buenos Aires, Imago Mundi, 2012.

------------------: Revolución y democracia. El cine documental argentino del exilio (1976-1984), Buenos Aires, Ciccus, 2017.

Guarini, Carmen: Antropología visual de la ausencia, Buenos Aires, Sans Soleil, 2017. Longoni, Ana: “Fotos y siluetas: políticas visuales en el movimiento de Derechos Humanos en Argentina”, Revista Afterall Journal, Nº25, Universidad Internacional de Andalucía, s/f.

Sabat, Cynthia y Sapire, Juana: Compañero Raymundo, Buenos Aires, INCAA, 2015.

Spivak, Gayatri: Spivak, Gayatri; “¿Puede hablar el subalterno?”, en: Revista Colombiana de Antropología, vol. 39: enero-diciembre, 2003.

Notas

1
  • Este trabajo forma parte de la investigación realizada en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, CUEC, Universidad Nacional Autónoma de México, durante el año 2019 y en el marco de la cátedra de Estética, Departamento de Artes, UBA.
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2
  • Para un estudio sobre el cine argentino durante el exilio recomendamos la lectura de “Capítulo 3. La resistencia: el documental político argentino entre 1976 y 1984” del libro de Javier Campo: Revolución y democracia, Buenos Aires, Ciccus, 2017.
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3
  • Respecto a los films realizados en Nicaragua, Cynthia Sabat y Juana Sapire explican: “Jorge Denti y Nerio Barberis conocieron a una gente en el homenaje a Raymundo que se realizó en el Museo de Antropología, en México, y decidieron seguir con la tarea del grupo Cine de la Base en Nicaragua. Así que tiempo después, junto a compañeros mexicanos y nicaragüenses, entraron triunfantes por el Frente Norte en una columna del Frente Sandinista de Liberación Nacional, el FSLN, (…) Realizaron Victoria de un pueblo en armas (1980, dirigida por Jorge junto con Berta Navarro y Carlos Ibarra), y registraron la Cruzada Nacional de Alfabetización de Nicaragua, y Jorge hizo La insurrección cultural (1980). La visión internacionalista del grupo seguía intacta: ninguna lucha de América Latina nos era ajena.” En Compañero Raymundo, Buenos Aires, INCAA, 2017, p. 237.
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4
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5
  • Se denomina “guerra sucia” al comprendido entre 1964 y 1982.
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6
  • Eureka encontró más de 140 restos de desaparecidos.
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7
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8
  • En 2018 estrena Rush Hour, documental que muestra, a través de 3 historias, en Estambul, Ciudad de México y Los Ángeles, el tiempo “invertido” en desplazarnos a nuestros trabajos.
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9
  • Esta voz… entre muchas es un mediometraje estructurado a partir de tres testimonios de exiliados que cuentan sus experiencias vividas: Laura Bonaparte, relata la desaparición de sus familiares, Carlos González habla sobre la represión, la tortura y el secuestro de niños, y Raúl Fonseca sobre su experiencia como preso político. Es decir, toma potencia el testimonio en primera persona.
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